- Tema:
El tema de este artículo es la crítica del autor que hace hacia aquellas personas que les gusta comer en las fondas, cuando el mejor lugar para hacerlo es la casa de uno mismo.
- Argumento:
El artículo comienza con unas reflexiones de Larra sobre el tema del comer en España.
Después, llega un francés a casa de nuestro autor, y quiere divertirse un poco por la ciudad, pero por palabras de Larra, se da cuenta que en nuestro país no se festeja más que los toros.
Larra se desvía un poco de la cuestión anterior y cuenta que un amigo suyo lo llamó para ir a comer a la fonda. Aunque no quería asistir a tal despropósito, no pudo negarse. Larra se da cuenta de que todas las fondas son iguales porque ofrecen un pésimo servicio. Sin embargo, llegó a una nueva, la cual aparentaba una mejor calidad que las otras. Pero pronto se percata de que es igual a las demás en todos los aspectos.
- Espacio y tiempo:
Los espacios de este artículo son más importantes de lo que aparentemente puedan simbolizar. Aquí, son fundamentales para el análisis, y la descripción que hace Larra sobre ellos sitúa al lector de forma que pueda entender las razones de la crítica del autor.
Entre estos espacios, cabe citar y describir las fondas de Genieys y la del Comercio.
Larra dice acerca que la fonda de Genieys que posee las salas muy feas, sin adorno, sin alfombras, sin muebles elegantes, sin criados decentes, sin servicio de lujo, sin espejos, sin chimeneas, sin estufas, y carece también de buen vino.
Esta descripción aunque pueda llegar a ser hiperbólica, describe muy bien la idea de Larra sobre las fondas españolas.
La fonda del Comercio es la nueva que se había abierto recientemente. En un principio, a Larra le parece sorprender la calidad de este nuevo local, pero pronto empieza a reflexionar afirmando que la última fonda que abrió tenía ese aspecto durante dos meses y luego acabó como las demás.
Al final, Larra consolida su rechazo a las fondas cuando observa el dinero que costaba comer peor que en la casa de uno mismo.
El tiempo extratextual lo podemos situar en la primera mitad del siglo XIX, porque el artículo está escrito en esa época, y refleja críticamente las costumbres del decimonónico siglo.
En cuanto a la duración del artículo, no existen marcas temporales que nos lo garanticen con exactitud. Se supone que puede durar un día, que iría desde la mañana (cuando el amigo de Larra lo invita a la fonda) hasta la noche, cuando acabara la celebración.
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